En aquel bloque al que fui a caer, bajo sus pies ubicado se encontraba el bar de un hostal conocido en la zona, con nombre extranjero su dueño lo bautizó, pensando quizás que asi se daria mejor a conocer, de hecho sus habitaciones se encuentran en el mismo edificio, asi que de hablar de ellas, es lo mas normal, utilizadas por gentes de empresas, como de ciudadanos del lugar, para noches de "caiditas de roma", resacas, refugio y cosas varias.
En este momento lo regentan los hijos de los dueños, son tres, como en los cuentos de niños que se habla de mayores; ninguno igual, desparejos por donde los mires, uno casado, empresario de la construción, que pone las cañas siempre que es necesario, otro tambien casado, motero fustrado y camarero porque tuvo que ser asi, (es lo que hay), el tercero soltero, juergista y dirigente del hostal, (y si te gusta bien y sino ya sabes...)
Tienen habitaciones en otra calle cercana, ocupada por divorciados ya jubilados y por tanto metidos en lios siempre que pueden ( parece ser que sino se aburren) de los que algunas veces los lios, superan los peldaños del cuartel de la Guardia Civil.
Son dos los mas guerreros, los dos delgaditos, enfermos de las piernas ( uno usa bastón, el otro no) separados, aunque hay que aclarar que su familia les adora, uno un tanto mujeriego de hecho comparte con jubilada el otro dice que no..., el dinero nunca les falta, (o lo tienen o lo piden), nunca han hecho nada, pero siempre pasa algo en lo que esten involucrados, uno moreno, el otro pelo cano, el moreno mas callado y de vez en cuando perdido, lo mismo de sentido que de sitio, "el cano" todos los dias con juego de maquinas, copitas y algun direte acompaña sus jornadas solitarias, no por menos hace poco, con peleas por una copa, fue protagonista de unos cuantos dias en el bar de aquel hostal, que con ojo morado y dignidad pisada, escuchamos sus quejas tras los botellines pagados por soliradidad confusa y algo de rollo que se tiro "el cano" con todos.
Pero los buenos momentos son cuando le toca la máquina, contento como un chiquillo, recoje sus monedas, las cuenta, las coloca con mimo(casi las besa), llega el "soltero" y con voz initeligible, ronca y mirada fija, le dice: " ya sale, ya sale...", hay que ver la cara de "el cano" cuando el regente coge las monedas y recupera la parte o terceras partes que son suyas, desde el principio y se lo lleva a la caja de donde salieron, refunfuñando y diciendo " no hay más, no hay más...)
sábado, 4 de octubre de 2008
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