“LOCURA DE AMOR”
Miro hacia arriba, hacia el cielo y pudo comprobar que el sol ya caía, ya entraba la tarde, cosa que él agradeció, pues ya deseaba volver a casa.
Cada día notaba que su nieto podía más con sus fuerzas, ¡ que chiquillo!, no para, allí estaba, corría detrás de los pajarillos y de las mariposas, daba la sensación de que participaban en sus juegos, las mariposas le revoloteaban por su cabecita, posándose en sus hombros, los pajarillos piaban a su alrededor mientras el corría y saltaba, reía a carcajadas, lo que hizo que al abuelo le brotara la risa de su pecho y riera con ganas hasta no poder ya mas, de sus ojos le brotaron unas lagrimas provocadas por la risa y sintió cansancio, busco donde poder reposar y descansar sus piernas, mientras el chiquillo seguía corriendo por el prado.
Miro hacia un lado y busco un lugar donde descansar sin dejar de ver al niño, debajo de un pino diviso una gran roca rodeada de hierba y algunas flores silvestres, pensó que era un buen lugar, se volvió de nuevo para ver al niño, jugaba con unas flores sentado en la hierba, se le veía bien.
_¡¡Miguel, Miguel!!- grito el abuelo
_ ¿Que pasa abuelo?
_Voy a sentarme en aquella roca a descansar, después nos iremos
_Vale abuelo
Se dirigió hacia el pino apoyándose en el palo que encontró cerca del rió, al cual ahora agradecía su ayuda, no tardó en llegar pero ya todo se le hacía pesado y largo, así que cuando se sentó en la roca suspiro de alivio y notó el cosquilleo en sus pies, corría la brisa, se estaba bien.
Levantó la vista para observar la altura del árbol que le cobijaba con sus ramas, respiro sintiendo los olores que el campo le proporcionaban, cerro los ojos y pudo oler y sentir al viento al acariciarle la cara, era fresco, mentolado y suave, recordó la suavidad y el frescor que él había sentido tantas veces al lado de su mujer, ¡ cuanto la echaba de menos ¡ , desde que falleció no había pasado una noche que no notara su vacio, que injusta era la vida, o la muerte, al fin y al cabo, la muerte fue quien se la llevo, en aquel momento, cuando mas la necesitaba a ella, dejándole solo, con aquel niño y viendo caer a su hija en el peor de los males, la locura.
Pero la vida también le había dado cosas buenas, tenia recuerdos muy bonitos de su larga vida que nublaban cualquier mal momento por el que también tubo que pasar y ante todo le había dado a su nieto, era lo mejor que le había pasado, un niño cariñoso, sensible y dulce que le recompensaba de todos los sufrimientos, le daba ánimos para continuar todos los días, era su razón de vivir, le daba todas las fuerzas necesarias, ¡que chiquillo…!.
_¡¡ABUELO!! ¡¡ABUELO!! – oyó gritar a Miguel, miró hacía la loma y le vio venir corriendo a su encuentro
_ ¡NO CORRAS!, te vas a caer.
El niño corría tan deprisa que parecía que en cualquier momento besaría el suelo, el abuelo se levantó y abrió sus brazos echando a andar, intentaba acortar camino, pero el niño se abalanzo sobre sus brazos y casi hizo caer al abuelo.
_ ¿Que te pasa?, ¿Por qué corres así?
Miguel tenía la respiración tan rápida que no podía hablar le cogió de las manos y le sentó con él, cuando se tranquilizo señalando con el dedo, le dijo:
_Allí arriba, en la loma, hay una mujer tirada en el suelo, esta llorando y grita, me ha asustado, abuelo es como si estuviera loca.
_ No te asustes hijo, no te asustes… si, esta loca y su grito es de dolor…
_ ¿que la duele abuelo?
_El corazón, esta lleno de amor
_Abuelo, ¿tu la conoces?, ¿sabes quien es?
_Si quieres puedo contarte que es lo que la ocurrió
_ Me da miedo…, pero también pena, lloraba mucho, ¿que la pasó abuelo?
_ Bien, siéntate aquí a mí lado y escucha te lo contaré:
“Fue un día de otoño y en el atardecer sucedió… fue allí, en la parte alta del prado, en aquella pequeña loma, donde tú la has visto… se encontraba aquel hombre, con una maleta a su lado, desde lejos se adivinaba su tristeza, el aire movía sus ropa con fuerza, aunque parecía que él no lo sentía, no se movía...
por aquel lado apareció ella, quedó allí parada, formando parte del horizonte, después se dirigió hacía él, lentamente, su falda volaba al viento, parecía intentar seducirla en su camino.
Él al verla, abrió sus brazos… se unieron cogiendose las manos, estuvieron rato sin hablarse, solo se miraban, hasta que ella en un sollozo le dijo:
_ ¡no me olvides!...
Los ojos de él se llenaron de lágrimas, con sus manos ella se las seco y continúo diciéndole:
_... no me olvides, que yo no puedo…, temo al pensar, que mi recuerdo quede perdido en tu pensamiento.
Que no haya nada al cabo del día, que te lleve mi recuerdo, que lo vivido caiga en pozo muerto, sin anhelo…
Todo lo que toco, parece tu piel, cada aroma que me llega me habla de ti; todo es dulce, como tú me sabes a mí.
Él la abrazo con fuerza y lloró desconsoladamente, pero ella se apartó con fuerza, con una fuerza reflejada en su voz volvió a decirle:
_No llores mírame, si echaras de menos mi presencia, si los recuerdos no te consuelan, grita, grita mi nombre, nota el alivio del grito que volara hasta mí.
Cuando te sientas solo, no pienses nunca en el abandono, pues mi corazón te acompaña, en la noche, en la mañana.
Si vieras la mirada de una mujer vagando sin rumbo, piensa que mi alma esta perdida, buscándote, intentando saber donde estas, para poder reposar en tus brazos… acariciar tu cara y navegar por tus encantos…
Se abrazaron y el silencio los envolvió durante un momento, ¡se notaba tanta tristeza!..ella siguió diciéndole:
_... no puedo dejar de pensar, en lo que pudo ser, si el destino hubiera querido dejarnos juntos, los días serian largos, esperando a la noche para unirnos en un abrazo.
La vida tendría razón de ser, no habría vacíos negros ni tinieblas, oscuridad ni veneno, ¡¡veneno que llena mi sangre!! por no tenerte, por no amarte…
Su llanto ahogó sus palabras, él la abrazo, la acaricio y besó sus ojos, su nariz, sus mejillas, su boca…y después la cogió las manos y acercándolas a su pecho él la dijo:
_Mujer, no te olvidaré, estas en mi mente agarrada en mis recuerdos, eres parte de mi vida, eres lo que más quiero.
Cuando de la noche nazca el día y tus ojos habrán a la luz, verás al cielo sonriendo a la mañana, entonces recuerda mi sonrisa cuando te miraba, recuerda mi mirada cuando me acariciabas, recuerda mis besos rozando tu cara.
Mujer no te olvidare, ¡me diste tanta paz, tanto amor!, que noté morir a mi corazón.
Cada paso que dé, cada gesto que haga, te echaré de menos, sentiré tu vació y querré morir.
Las lágrimas caían rozando sus mejillas, se abrazaron tan fuerte que su cuerpo crujió, se besaron, sintieron miedo y tanto dolor que su grito ahuyentó a las aves y su eco hasta en el pueblo se oyó.
Gritando se separaron, soltaron sus manos que parecían agarrarse a la vida… y él hecho a andar, dio un paso atrás y sin dejar de mirarla seco sus lágrimas, cogió su maleta y marcho…
Ella cayó al suelo de rodillas, lloraba lloraba tanto que la imagen de él se le hizo borrosa, se tapó la cara con sus manos y quiso morir…no volvería a verle más, levantó la cabeza y gritó.
Cayó la noche y ella seguía llorando, tendida en el suelo de aquel prado, estuvo allí hasta que fueron a recogerla.
No volvió a hablar, no volvió a reír, no volvió a vivir…
La llaman loca, cada año en la misma fecha vuelve a ese prado y repite las mismas palabras, ¡NO ME OLVIDES!...
Grita, intentando encontrar el alivio del grito.
Grita por su amor, que marcho para no volver…”
_No te asustes hijo, esta loca, pero su locura es, locura de amor…
_Abuelo…-Miguel tenía los ojos llenos de lágrimas
_ ¿Que hijo?, no llores, ven que te abrace
_Ya no me asusta, me da mucha pena.
_A mi también, a mi también…, venga! , vamos a casa, es tarde y el día a sido largo.
Se levantaron y anduvieron dados de la mano, entraban en el sendero cuando oyeron un grito, se volvieron y escucharon, el abuelo cogio al niño del hombro y le invito a seguir andando, cayados siguieron camino, el atardecer era ya intenso y la luna se dejo ver, se oían los grillos y el susurro de las ramas al compás del viento, los pájaros callaban y ella gritaba…
¡¡NO ME OLVIDES!!
FIN
viernes, 18 de mayo de 2007
“FLOR DEL AMANECER”
“La flor del amanecer abre sus pétalos pequeños y finos en cuanto nota los primeros rayos de luz, el prado en pocos minutos cambia todo su aspecto, se transforma en un paraíso de colores, desde el rojo carmesí hasta el blanco más puro.
Camino a través de este paisaje, dejando que mi alma encuentre reposo a través de la imagen que mi sentido recoge. Intento calmar la ira que ha provocado el egoísmo tan activo de mi pareja. Dice que me quiere y hasta en ciertos momentos es posible palpar su amor, pero el egoísmo nubla todo el candor en la relación y mi corazón y mi alma sufren el fuego de la ira.
Hay veces que creo estar en la cuerda floja, no se si mi comportamiento es justo, si mis decisiones son correctas, las palabras de mi corazón y las de mi mente no coinciden y siento desconsuelo, soledad y de nuevo el fuego de la ira.
Pero ahora no, la ira se va a ir apagando, mi paseo por el jardín de la flor del amanecer calmara mi aliento, estos colores tan bellos… rojo carmesí sugiriendo la pasión, el amarillo acompasando al sol, el blanco insistiendo en la pureza del terreno, calman mi alma, las dulces fragancias entran en mi ser envueltas en la suave brisa, van directas a bombear el corazón que poco a poco va calmando su ritmo.
Sigo hacia delante, avanzo rozando con las yemas de mis dedos la vegetación que me rodea y el terreno empieza a cambiar, igual que ha cambiado la luz del día, rayos de sol penetran entre los árboles; ya cerca de mi, aparece el lago del “reflejo”, lo llaman así porque el primer rayo de luz que toca sus aguas produce un reflejo cegador que no deja contemplarlo, hasta pasado un tiempo y la sensación del visitante es que el lago a desaparecido ante él; le rodea una flora muy variada, margaritas, claveles, rosas, amapolas, flores del amanecer, helechos, esparragueras, grandes enredaderas, arbustos…”
-Lucia, ya es la hora…
“Tengo que dejarlo me llaman, el próximo día retocare el paisaje, me da pena no quiero irme…”
Abrió los ojos y se encontró con la realidad, la sala empezaba a desperezarse, todos comenzaban a moverse, la sesión de relajación a la que asistía semanalmente, había terminado…
Se cambió de ropa, salió a la calle y se dirigió a su casa. Delante de la puerta, metiendo la llave en la cerradura, sintió el sudor por su frente, “todavía no controlo bien”, se dijo y con ímpetu abrió la puerta, cerro a su espalda y se estaba desembarazando de su abrigo cuando escuchó:
-ya es hora, me moría de hambre
Dejo el abrigo caer y se dirigió hacia el salón, su marido se encontraba sentado en el sillón frente al televisor, ella detrás de él, sudaba, su respiración era entrecortada y sus ojos desorbitados se cegaron por las lágrimas, su mano buscó algo y se topó con la figura de bronce que adornaba la mesa ovalada, lo cogío con fuerza, lo levantó y soltó un grito desgarrador, mientras toda su energía concentrada en la mano que asía el pedazo de bronce, se estrellaba sobre la cabeza del hombre confiado que esperaba su cena.
Un rojo carmesí salpicó el sillón, la televisión y la alfombra donde ella se tumbo balbuceando:
“flor del amanecer, flor del amanecer…”
“La flor del amanecer abre sus pétalos pequeños y finos en cuanto nota los primeros rayos de luz, el prado en pocos minutos cambia todo su aspecto, se transforma en un paraíso de colores, desde el rojo carmesí hasta el blanco más puro.
Camino a través de este paisaje, dejando que mi alma encuentre reposo a través de la imagen que mi sentido recoge. Intento calmar la ira que ha provocado el egoísmo tan activo de mi pareja. Dice que me quiere y hasta en ciertos momentos es posible palpar su amor, pero el egoísmo nubla todo el candor en la relación y mi corazón y mi alma sufren el fuego de la ira.
Hay veces que creo estar en la cuerda floja, no se si mi comportamiento es justo, si mis decisiones son correctas, las palabras de mi corazón y las de mi mente no coinciden y siento desconsuelo, soledad y de nuevo el fuego de la ira.
Pero ahora no, la ira se va a ir apagando, mi paseo por el jardín de la flor del amanecer calmara mi aliento, estos colores tan bellos… rojo carmesí sugiriendo la pasión, el amarillo acompasando al sol, el blanco insistiendo en la pureza del terreno, calman mi alma, las dulces fragancias entran en mi ser envueltas en la suave brisa, van directas a bombear el corazón que poco a poco va calmando su ritmo.
Sigo hacia delante, avanzo rozando con las yemas de mis dedos la vegetación que me rodea y el terreno empieza a cambiar, igual que ha cambiado la luz del día, rayos de sol penetran entre los árboles; ya cerca de mi, aparece el lago del “reflejo”, lo llaman así porque el primer rayo de luz que toca sus aguas produce un reflejo cegador que no deja contemplarlo, hasta pasado un tiempo y la sensación del visitante es que el lago a desaparecido ante él; le rodea una flora muy variada, margaritas, claveles, rosas, amapolas, flores del amanecer, helechos, esparragueras, grandes enredaderas, arbustos…”
-Lucia, ya es la hora…
“Tengo que dejarlo me llaman, el próximo día retocare el paisaje, me da pena no quiero irme…”
Abrió los ojos y se encontró con la realidad, la sala empezaba a desperezarse, todos comenzaban a moverse, la sesión de relajación a la que asistía semanalmente, había terminado…
Se cambió de ropa, salió a la calle y se dirigió a su casa. Delante de la puerta, metiendo la llave en la cerradura, sintió el sudor por su frente, “todavía no controlo bien”, se dijo y con ímpetu abrió la puerta, cerro a su espalda y se estaba desembarazando de su abrigo cuando escuchó:
-ya es hora, me moría de hambre
Dejo el abrigo caer y se dirigió hacia el salón, su marido se encontraba sentado en el sillón frente al televisor, ella detrás de él, sudaba, su respiración era entrecortada y sus ojos desorbitados se cegaron por las lágrimas, su mano buscó algo y se topó con la figura de bronce que adornaba la mesa ovalada, lo cogío con fuerza, lo levantó y soltó un grito desgarrador, mientras toda su energía concentrada en la mano que asía el pedazo de bronce, se estrellaba sobre la cabeza del hombre confiado que esperaba su cena.
Un rojo carmesí salpicó el sillón, la televisión y la alfombra donde ella se tumbo balbuceando:
“flor del amanecer, flor del amanecer…”
“REIVINDICACION”
Yo no sé, para que me han hecho tan sofisticado, ni tan moderno, esto solo vale para que mi dueño se pavonee delante de sus amigos, porque realmente no sabe como utilizarme. Así le pasa que no se entera, una cosa rompe la otra, menos mal que estoy en garantía y me atienden enseguida y me tocan las manos expertas de mis creadores.
Pero mi dueño no sabe lo que tiene conmigo, me usa sin sentido, sin conocimiento, me pone a prueba, jugando con su vida, esto hace que me sienta incomodo; me cruzo con compañeros y veo que ellos están en la misma situación.
El otro día, parado en un disco en rojo, se colocó uno de mi generación a mi lado, iba temblando, al preguntarle me dijo que estaba desesperado, que su dueño siempre le llevaba al limite y siendo tan joven ya notaba que no podría estar ejerciendo durante mucho tiempo; le desee que todo le fuera bien, aunque sentí odio por su dueño, por ser un “tarao”.
Ese día mi dueño me llevo al centro de Madrid, fuimos por la Castellana a 140 Km./h eran las 4 de la madrugada, pero el “tío” en cuarta, a mi me dolían los inyectores y los caballos no dejaban de relinchar, su pie pisaba sin sentido, las revoluciones me golpeaban alocadamente en mi TDI… yo avisándole de que esto no podía hacerlo, pero no se enteraba, las copas, los porros y no sé que más no le dejaban ser consciente de lo que hacia, yo pidiendo a Dios que nos encontráramos de frente con la policía, ¡PUES NO! NUNCA ESTAN.
Me dejó en un parking, dejándome agotado y tembloroso al lado de un BMW rojo deportivo, era precioso (soy capaz de ver la belleza cuando la tengo a mi lado), estaba llorando con desesperación, en cuanto se calmó le pregunte que le ocurría y entre sollozos me contó su dramática historia.
Me dijo que no podía mas, solo tenia tres meses, pero tenia un dueño que era un “psicópata”, lo utilizaba para soltar sus nervios, que le pisaba a fondo, le daba igual que fuera en carretera que en ciudad, habían estado a punto de atropellar a niños, ancianos, a gente, a mucha gente… su dueño no reconocía los semáforos en rojo y a él se le ponían los filtros de punta, sus frenos ya no podían trabajar, los tenia quemados, sus marchas no coordinaban, hacia tiempo que no tenían liquido, sus inyectores olían a sucios, sus caballos andaban cojos y su carrocería… con tantos golpes y arañazos no le permitían descansar.
Estoy indignado, me solidarizo con mis compañeros.
Por favor, pido que nos escuche nuestro sindicato, la DGT, por un carné con conocimiento, por sensatez en la conducción, por conocimiento de la máquina.
Ayúdanos “Asociación de coches maltratados”
Yo no sé, para que me han hecho tan sofisticado, ni tan moderno, esto solo vale para que mi dueño se pavonee delante de sus amigos, porque realmente no sabe como utilizarme. Así le pasa que no se entera, una cosa rompe la otra, menos mal que estoy en garantía y me atienden enseguida y me tocan las manos expertas de mis creadores.
Pero mi dueño no sabe lo que tiene conmigo, me usa sin sentido, sin conocimiento, me pone a prueba, jugando con su vida, esto hace que me sienta incomodo; me cruzo con compañeros y veo que ellos están en la misma situación.
El otro día, parado en un disco en rojo, se colocó uno de mi generación a mi lado, iba temblando, al preguntarle me dijo que estaba desesperado, que su dueño siempre le llevaba al limite y siendo tan joven ya notaba que no podría estar ejerciendo durante mucho tiempo; le desee que todo le fuera bien, aunque sentí odio por su dueño, por ser un “tarao”.
Ese día mi dueño me llevo al centro de Madrid, fuimos por la Castellana a 140 Km./h eran las 4 de la madrugada, pero el “tío” en cuarta, a mi me dolían los inyectores y los caballos no dejaban de relinchar, su pie pisaba sin sentido, las revoluciones me golpeaban alocadamente en mi TDI… yo avisándole de que esto no podía hacerlo, pero no se enteraba, las copas, los porros y no sé que más no le dejaban ser consciente de lo que hacia, yo pidiendo a Dios que nos encontráramos de frente con la policía, ¡PUES NO! NUNCA ESTAN.
Me dejó en un parking, dejándome agotado y tembloroso al lado de un BMW rojo deportivo, era precioso (soy capaz de ver la belleza cuando la tengo a mi lado), estaba llorando con desesperación, en cuanto se calmó le pregunte que le ocurría y entre sollozos me contó su dramática historia.
Me dijo que no podía mas, solo tenia tres meses, pero tenia un dueño que era un “psicópata”, lo utilizaba para soltar sus nervios, que le pisaba a fondo, le daba igual que fuera en carretera que en ciudad, habían estado a punto de atropellar a niños, ancianos, a gente, a mucha gente… su dueño no reconocía los semáforos en rojo y a él se le ponían los filtros de punta, sus frenos ya no podían trabajar, los tenia quemados, sus marchas no coordinaban, hacia tiempo que no tenían liquido, sus inyectores olían a sucios, sus caballos andaban cojos y su carrocería… con tantos golpes y arañazos no le permitían descansar.
Estoy indignado, me solidarizo con mis compañeros.
Por favor, pido que nos escuche nuestro sindicato, la DGT, por un carné con conocimiento, por sensatez en la conducción, por conocimiento de la máquina.
Ayúdanos “Asociación de coches maltratados”
DENTRO DE SU COCHE HABÍA UN CHIMPACÉ
Dentro de su coche había un chimpancé, estaba en su espejo retrovisor, le veía reflejado allí, su visión era distorsionada, aunque nunca la migraña le había jugado una pasada así. El semáforo cambiaba de color y él seguía allí, sin moverse, los coches, formulando alaridos de palabros que él ni siquiera podía entender, los ruidos le llegaban retorcidos, se apretaba las sienes con violencia esperando calmar el dolor, su cerebro hinchado, torturaba su cabeza, los colores se juntaban con brillos cegadores imposibles de soportar. Una mujer se acercó a la ventanilla y le gritó “ muévete de una puta vez”,el sobresalto le hizo mirarse de nuevo al espejo, su pelo brillante por el sudor le caía por la cara, sus ojos como bolas de cristal miraban abstraídos, su boca hinchada enseñaba labios gordos y colgantes, su frente abultada, sus orejas grandes, su aspecto de simio le hizo comportarse como tal, metió primera y aceleró sin mirar, apunto estuvo de arrollar a los peatones que cruzaban confiados, entre gritos e improperios se perdió calle arriba.
Sin saber como, pues la migraña, había deformado su cerebro tanto como su rostro, llegó a su casa, cerró ventanas, descolgó el teléfono y abrió un bote de calmantes, cogió unas pastillas y con un trago angustioso se las tragó.
Despertó aturdido y cansado, el dolor rabioso de aquella migraña había desaparecido. Buscó el móvil, al encenderlo comprobó que había dormido día y medio, tenía llamadas de su jefe, “cualquier día perdía el trabajo por las putas migrañas”, desorientado decidió salir a que le diera el aire.
Entró en el coche, metió primera y al mirar por el espejo retrovisor soltó un grito desgarrador, su aspecto seguía igual, el de un primitivo simio, no pudo quitar su vista de aquellos ojos redondos y vidriosos, aceleró envuelto en una locura infernal, el coche descontrolado se empotro en el edificio de enfrente, el choque fue mortal.
El comisario del Distrito, movía la cabeza de un lado a otro, la Inspectora Ordóñez preguntó ¿Qué ocurre comisario?; nada fuera de lo normal, la autopsia dio sobredosis de Diclofenaco Sódico, no es extraño ya que tenía una lesión cerebral, tarde o temprano le hubiera matado, pobre hombre. Lo que no entiendo es lo de la pegatina; ¿Qué pegatina?, dijo la Inspectora poniéndose en pie, en el espejo retrovisor, llevaba una pegatina, de esas transparentes con la cara de un chimpancé; hay gente muy rara, o quizás, alguien quiso gastarle una broma, comentó la Inspectora con media sonrisa; si fue una broma, el que la gastó no creo que se este riendo mucho ahora; venga anímese jefe, ¿le apetece un café?; mirándola de reojo contestó, mejor un plátano, sorprendida dijo ella, ¡anda!, mira que mono.
Dentro de su coche había un chimpancé, estaba en su espejo retrovisor, le veía reflejado allí, su visión era distorsionada, aunque nunca la migraña le había jugado una pasada así. El semáforo cambiaba de color y él seguía allí, sin moverse, los coches, formulando alaridos de palabros que él ni siquiera podía entender, los ruidos le llegaban retorcidos, se apretaba las sienes con violencia esperando calmar el dolor, su cerebro hinchado, torturaba su cabeza, los colores se juntaban con brillos cegadores imposibles de soportar. Una mujer se acercó a la ventanilla y le gritó “ muévete de una puta vez”,el sobresalto le hizo mirarse de nuevo al espejo, su pelo brillante por el sudor le caía por la cara, sus ojos como bolas de cristal miraban abstraídos, su boca hinchada enseñaba labios gordos y colgantes, su frente abultada, sus orejas grandes, su aspecto de simio le hizo comportarse como tal, metió primera y aceleró sin mirar, apunto estuvo de arrollar a los peatones que cruzaban confiados, entre gritos e improperios se perdió calle arriba.
Sin saber como, pues la migraña, había deformado su cerebro tanto como su rostro, llegó a su casa, cerró ventanas, descolgó el teléfono y abrió un bote de calmantes, cogió unas pastillas y con un trago angustioso se las tragó.
Despertó aturdido y cansado, el dolor rabioso de aquella migraña había desaparecido. Buscó el móvil, al encenderlo comprobó que había dormido día y medio, tenía llamadas de su jefe, “cualquier día perdía el trabajo por las putas migrañas”, desorientado decidió salir a que le diera el aire.
Entró en el coche, metió primera y al mirar por el espejo retrovisor soltó un grito desgarrador, su aspecto seguía igual, el de un primitivo simio, no pudo quitar su vista de aquellos ojos redondos y vidriosos, aceleró envuelto en una locura infernal, el coche descontrolado se empotro en el edificio de enfrente, el choque fue mortal.
El comisario del Distrito, movía la cabeza de un lado a otro, la Inspectora Ordóñez preguntó ¿Qué ocurre comisario?; nada fuera de lo normal, la autopsia dio sobredosis de Diclofenaco Sódico, no es extraño ya que tenía una lesión cerebral, tarde o temprano le hubiera matado, pobre hombre. Lo que no entiendo es lo de la pegatina; ¿Qué pegatina?, dijo la Inspectora poniéndose en pie, en el espejo retrovisor, llevaba una pegatina, de esas transparentes con la cara de un chimpancé; hay gente muy rara, o quizás, alguien quiso gastarle una broma, comentó la Inspectora con media sonrisa; si fue una broma, el que la gastó no creo que se este riendo mucho ahora; venga anímese jefe, ¿le apetece un café?; mirándola de reojo contestó, mejor un plátano, sorprendida dijo ella, ¡anda!, mira que mono.
miércoles, 9 de mayo de 2007
( CONTINUACION DE MUESCAS)
ESTUDIOS
Dejó los estudios para trabajar, estaba segura que no era el momento, con sus catorce años y su rebeldia, el estudiar era una perdida de tiempo.
No tardó en tener a su hija y casarse y en un tiempo mas bien corto, fué quien la indicó que su carpeta de estudios era más bien débil.
Sus intentos de volver a estudiar fueron vanos en imnumerables ocasiones y la resultaba imposible saciar sus ilusiones profesionales.
Se encontró encajonada y aunque siempre consiguió mantener su economia, sabía que tenía un camino sin terminar.
Lo que ella no podía saber es que se le presentaría su ocasión en el momento menos esperado.
Ya tenía cuarenta años cumplidos cuando a sus manos llegaron las solicitudes mas anheladas por ella; cursos profesionales que podrían abrirla camino, ilusiones metidas en cajas de carton que resplandecían de nuevo, proyectos, que quizás un poco tarde, comenzaban a ver la luz.
Sin saber como explicar sus sensaciones, comenzó sus estudios, con trabajo, gran sacrificio, notaba en sus carnes y en su mente el costoso esfuerzo que era comenzar a trabajar su mente sin calentamiento previo.
ESTUDIOS
Dejó los estudios para trabajar, estaba segura que no era el momento, con sus catorce años y su rebeldia, el estudiar era una perdida de tiempo.
No tardó en tener a su hija y casarse y en un tiempo mas bien corto, fué quien la indicó que su carpeta de estudios era más bien débil.
Sus intentos de volver a estudiar fueron vanos en imnumerables ocasiones y la resultaba imposible saciar sus ilusiones profesionales.
Se encontró encajonada y aunque siempre consiguió mantener su economia, sabía que tenía un camino sin terminar.
Lo que ella no podía saber es que se le presentaría su ocasión en el momento menos esperado.
Ya tenía cuarenta años cumplidos cuando a sus manos llegaron las solicitudes mas anheladas por ella; cursos profesionales que podrían abrirla camino, ilusiones metidas en cajas de carton que resplandecían de nuevo, proyectos, que quizás un poco tarde, comenzaban a ver la luz.
Sin saber como explicar sus sensaciones, comenzó sus estudios, con trabajo, gran sacrificio, notaba en sus carnes y en su mente el costoso esfuerzo que era comenzar a trabajar su mente sin calentamiento previo.
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